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Las decisiones de García Martínez privan de la victoria a una Unión Deportiva Rinconada, que cedió dos puntos ante el líder de la categoría, Atlético Central, en el minuto 97
Cuando se juega mal, se juega mal.
Cuando se juega bien y no se merece perder, también lo decimos. La segunda
imagen fue la ofrecida por los hombres de Nando de La Rosa en un partido
inmaculado de los rinconeros que, de no ser por un árbitro que se empeñó en volver
turbio el choque (por un lado y por otro), el Rinconada podría haberse llevado
un botín mayor del Vega de Triana.
El encuentro comenzaba con un Central
demostrando su superioridad, siendo el protagonista absoluto del partido.
Mientras, el Rinconada se sentía bien en línea defensiva y era capaz de salir
con velocidad al contraataque para realizar varios acercamientos que, si bien
eran tímidos, obligaban al Club Atlético Central a tener cuidado con el equipo
visitante.
En una de estas, Kisko, siendo muy
listo, se caía dentro del área y provocaba un penalti que él mismo tiraría para
poner por delante a los suyos. Tras cinco minutos (sí, cinco minutos en la
primera mitad) de añadido, el Rinconada se marchó al descanso con una victoria
y con los 11 futbolistas, porque Ávalos fue perdonado por el colegiado tras una
dura entrada en el pecho que le pudo (y le debió) haber costado la segunda
amarilla.
En la segunda mitad, de nuevo el Central
sobrepasaba con facilidad el campo rinconero, aunque de nuevo sin inquietar a
un Jairo que fue salvador total en la primera y también lo fue en la segunda,
hasta su expulsión. De nuevo, el Central cometió penalti sobre Kisko, un
penalti donde el jugador rinconero tuvo que ser sustituido tras la dura caída a
raíz de la pena máxima, que transformaría Pando para dedicárselo a su ángel de
la guarda particular, su madre, que quiso que hoy su hijo pudiera dedicarle un
gol.
El Rinconada estaba bien. A raíz del
segundo gol los de Nando se quitaron la vergüenza y de nuevo trenzaban varias
ocasiones claves para poner más tierra de por medio. Sin embargo, el Central no
paró de buscar el gol hasta que encontró el que le hiciera recortar distancias,
algo que frenó la progresión rinconera. Para más inri, cuando el Rinconada
recuperaba la iniciativa, Jairo, al querer controlar un balón, se le escapó y
barrió al jugador local, provocando su expulsión. Con los tintes épicos propios
de este partido, Checa salió y se erigió salvador al atajar el penalti lanzado
por Marín y mantener a los suyos con vida.
Los minutos finales fueron una delicia
para el espectador neutral, una inquietud constante para el espectador de unos
y otros. Primero, el Central lo intentaba una y otra vez y siempre acababa
salvando el Rinconada in extremis en varias jugadas peligrosas. Luego,
aprovechando que el Atlético Central se encontraba volcado al ataque, Luis
Cubero mandó un balón a la red en posición ilegal y Oskita desaprovechó un mano
a mano clave ante Josué. Sin duda, ocasiones que pusieron más emoción al
asunto. Para añadir más emoción si cabe, el Rinconada se quedaría con 9 tras la
expulsión de Rafa Villanueva. Al final, tras siete minutos de alargue,
Marín ponía el empate para delirio local y decepción de los del Nuevo Ramos
Yerga.
Eso sí, el gol final no debe de empañar
su actuación de un Rinconada que demuestra, una vez más, su buen hacer ante los
equipos de arriba y su sufrimiento excesivo ante equipos de la parte más baja
de la tabla.
La semana que viene, recibirá la visita
de Villafranco, otro equipo de la parte alta que ya pagó la furia rinconera en
la primera vuelta. Esperemos, por qué no, que tenga igual desenlace el próximo domingo.
Iván Salgado