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Un San José romo en ataque es incapaz de batir al Palomares y acaba perdiendo en el alargue, para confirmar su eliminación
El San José quedó eliminado de la Copa RFAF en la final, como ya le ocurriera el año pasado. Los cañameros, que tenían que remontar un 3-1, fueron incapaces de generar peligro sobre la meta de Gonzalo y, para colmo, vieron como Angelma, en el alargue, ponía el 0-1 para que los aljarafeños se llevaran la victoria también del Felipe del Valle.
Desde el inicio, los cañameros salieron en busca de un primer tanto que les metiera en el partido, ante un rival que, aunque presionaba arriba y no renunciaba a nada, no tenía el fuelle del duelo de ida, sabedor de que el resultado les valía. Ya sea fruto de la defensa del Palomares, de la inoperatividad ofensiva azulina o de la falta de acierto de los delanteros, el caso es que los minutos fueron pasando sin que hubiese acercamientos. Francis, que entraba como carrilero izquierdo, tuvo un par de pases en los primeros minutos que no encontraron rematador, Álvaro Pérez probó fortuna con un remate por encima del larguero, y Rubén trató de moverse entre líneas habilitando compañeros, lo que no consiguió.
Los minutos fueron pasando y el San José fue perdiendo fuelle, incapaz no ya de marcar, sino de generar peligro a un rival que iba creciendo conforma avanzaba el partido. De hecho, la más clara fue un balón al área del Palomares en el que los visitantes reclamaron penalti de Mario Espinar, aunque el colegiado, Medina Jiménez, a instancias de su auxiliar, decretó que el central había tocado el balón.
En la segunda parte, más de los mismo, pero peor; esto es, el San José se fue apagando, cada vez más inoperante en ataque, y un Palomares que dejaba pasar los minutos plácidamente, sin complicaciones y sin sufrimiento.
Barajas se retiró con un golpe cojeando, Francis salió en la zona ofensiva, pero no aportó nada más, y Álvaro Pérez se fue diluyendo como un azucarillo. Pipi estuvo desaparecido y los de atrás no se incorporaron con peligro arriba a balón parado. De hecho, el Palomares reclamó otro penalti en la segunda parte, que tampoco cobró el colegiado, aunque para entonces daba la sensación de que, aunque el partido durara el doble, el San José iba a ser incapaz de marcar.
En el alargue, en otra contra con un conjunto cañamero que ya había bajado los brazos, Angelma hizo el gol del sonrojo, que confirmaba lo que ya todo el mundo sabía y que deja el sabor amargo a los azulinos, de cara al parón navideño. Ahora sólo queda la Liga, pero el San José, si quiere seguir vivo en ella y no caerse de la competición, necesita ponerse las pilas. Y también se necesitan refuerzos.