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El San José vence al Alcalá en un duelo que pudo resolver en la primera parte y en el que acabó sufriendo para volver al cuarteto de cabeza, del que salió tras la derrota en el derbi
Hay un refrán que dice que la paciencia es la madre de la ciencia y el San José, parece, que le está dando la razón, después de algunos partidos duros, que pusieron el grito en el cielo de algunos sectores de la afición, que pedían romper el proyecto y empezar de cero. Afortunadamente, durante esa travesía en el desierto, se impuso la cordura y el refuerzo de la apuesta de pretemporada que desde todos los frentes se entendía como la mejor antes de que el balón echara a rodar. Durante este tiempo, el entrenador, a pesar de los cuchillos que se afilaban para cortarle la cabeza, ha mantenido la confianza en sus jugadores, en su sistema y en su metodología y el tiempo, tras el duelo ante el Alcalá, le ha dado la razón. A él y al presidente, que le ha tenido –y le tiene- una fe ciega. El San José suma nueve de nueve en los últimos tres partidos, en Villafranco y en casa ante Osuna y Alcalá, dos equipos de la cabeza de la tabla, lo que otorga más mérito a un remontada que se tendrá que mantener en el tiempo en las próximas jornadas, en las que, eso sí, los cañameros dispondrán de refuerzos en el plantel para multiplicar opciones.
Ante el Alcalá, hubo muchas cosas que se hicieron bien y que permiten ser optimistas, y otras que no tanto. El equipo volvió a dejar la portería a cero, tuvo ocasiones para haber resuelto el partido en la primera parte, pero ni Barajas ni Álvaro Pérez estuvieron acertados de cara a la meta contraria. Al final, el no matar el partido generó sufrimiento, pero los cierto es que los José Mari, Cabana –que añadió un gol a su buen partido en defensa- y Mario Espinar, estuvieron a gran altura, muy bien secundados por un Raúl Cabrera que aporta calidad, coraje y tensión al equipo de principio a fin, y de Iván Bergagna, que crece partido a partido y que se ha ganado por méritos propios el cartel de insustituible. Además, Javi Lozano y Pitero generan una confianza importantísima a los suyos.
El duelo se decidió con un gol en el minuto 13, cuando Pipi lanzó una falta magistral que tocó el palo derecho y luego el izquierdo de la portería de Hugo para dejar el balón muerto en el área chica, donde Cabana, que andaba por allí, metía la pierna para estrenar su cuenta goleadora con los azulinos. No es que sea su cometido el marcar goles, pero este gol le va a venir muy bien para coger confianza.
Álvaro tuvo tres clarísima y Barajas también pudo marcar, al igual que Rubén o el propio Álvaro en la segunda parte, donde la más clara la tuvo Pepe Calderón, que remató en el área chica y vio como Hugo salvaba con el cuerpo.
Al final, con la estrategia de colgar balones casi desde cualquier parte del campo, el Alcalá tuvo sus opciones, en la primera parte, donde Sebas se hizo gigante para mantener la ventaja a descanso, y en la segunda, donde se multiplicaron esfuerzos para que el marcador se quedara a cero.
La próxima semana, el equipo visita el Manolo Jiménez de Arahal para verse las caras con un rival muy correoso que a buen seguro le va a poner las cosas muy difíciles. Pero todos los partidos son así.
Y un detalle. Iniciativas como la de salir con los Bebés del San José y el Esfubasa de la mano para que en el descanso echaran un partidillo en el Felipe del Valle, animan a la gente, atrae público y genera afición.