Rafael Gómez León, Manuel Fernández Caballero, José Llorens, José Mallén, Lorenzo Sánchez Cano, Carmelo Acuña, Rafael García Perza, Bartolomé Velasco Font y Urbano Villegas, acompañaron a Pepe Iglesias en el duro periplo de reconstruir un pueblo y construir la anhelada Democracia. Fueron la lista más votada y configuraron el primer gobierno comunista de La Rinconada
No es fácil explicar detalles políticos de una época en la que hasta las reglas del juego se iban construyendo sobre la marcha. En 1979 el Partido Comunista arrasa en La Rinconada con mayoría absoluta. Previo a las elecciones hay un pacto de izquierdas a nivel nacional por el que PCE y PSOE acordaron apoyarse mutuamente y que, en Andalucía, también sumó al PSA de entonces. A ello se une que, según la 'legislación vigente' eran miembros de la Comisión de Gobierno todos los concejales electos independientemente de que su partido hubiera resultado o no ganador. Una amalgama de cruces que llevó al PCE a compartir Gobierno con el PSOE, pero también con los dos concejales de UCD.
En 1981 y encarando la preparación de la siguiente cita electoral, el pacto se rompió y los ediles socialistas quedaron sin responsabilidad. Cuestión de estrategia.
Gobiernos aparte, el mérito y honor de la lista del PCE quedará ya para siempre registrado en la historia local como la más votada, la primera que recogió las esperanzas, las ilusiones y el hambre de Democracia de la mayoría de los rinconeros de entonces.
El cuadro de honor no debe quedar en las siglas, sino que tiene que trascender a sus hombres -entonces, escaseaban las mujeres aunque las había y bastante guerrilleras-, a los nueve escaños y diez concejales (en 1981 se produjo el relevo de Acuña por Perza) que pusieron la cara tantas veces partida para defender los intereses comunes.
Ellos, al igual el resto de los que, cada uno en su sitio, participaron de lleno en el ocaso del régimen fascista, mantienen perfiles de vida muy paralelos, marcados por la emigración, por la lucha sindical, por las horas o meses de cárcel, por el miedo de madrugada, por los bonos del Partido, por el ansia de libertad.
En el equipo comunista los papeles estaban perfectamente distribuidos: Pepe Iglesias fue el cabeza de cartel, el conocido, apreciado y valorado no sólo por los muchos comunistas de entonces, sino por la sociedad en su conjunto.
Rafael Gómez León, el hombre fuerte en gestión en San José. Lo avalaba su juventud (31 años), sus conocimientos de política forjados en la clandestinidad, en los seis años y medio que estuvo emigrado en la libre República Federal Alemana de Willy Brandt, y en su refutado liderazgo vecinal como presidente de 'La Unidad'.
En La Rinconada, un también treintañero Manuel Fernández Caballero, muy fuerte sindicalmente sería el responsable del día a día en este núcleo como segundo teniente de alcalde, aunque con la ruptura del pacto ocuparía la primera tenencia.
Junto a ellos, el secretario general del Partido, un forjadísimo ideólogo "cuyos informes políticos eran irrebatibles", el valenciano "condenado a vivir en La Rinconada por retirada de pasaporte" y por su matrimonio, José Llorens Llorens, quien venía nutrido de los 14 años de libertad que respiró en Francia.
Y los hombres de refuerzo: el recientemente desaparecido José García Mallén, Joseillo Mallén, recordado con cariño en las conversaciones por todos sus compañeros, por lo valiente de su lucha obrera en las veredas, un hombre del Partido y del sindicato, comprometido y con las ideas muy claras; un jovencísimo Lorenzo Sánchez Cano, entonces hombre fuerte de CCOO en la Azucarera y primer secretario general de Alimentación en Andalucía; Barlomé Velasco Font, joven pero activo militante procedente de la HOAC; Carmelo Acuña, líder natural al que la polémica siempre ha acompañado, forjado en la lucha sindical en el campo, presente en cuantas acciones en defensa de los trabajadores hubo en la época, lo que le costó tantos palos como satisfacciones.
En el 81 fue sustituido en su condición de concejal por Rafael García Perza, metalúrgico, viejo militante clandestino del PCE muy valorado dentro de la Asociación de Vecinos 'Convivencia', de la que fue presidente.
Los comunistas quisieron ensanchar la lista e incluyeron como independiente a un miembro de la entonces Sociedad Promotora del Deporte elegido por ellos mismos. Fue Urbano Villegas y se encargó de la concejalía de Deportes.
Y los muchos militantes activos que entonces respaldaron a estos 10: José Navarro, ‘el Fuli’, el ‘santanderino’, Román Cot, Rafael Zapatero, los hermanos Camisón, Luque, Yagüe, Florindo, Nicolás, Antonia Tovarias, Agudo, Miguel Espinar, Juanito el de la Patro, y un largo etcétera para el que ni la memoria de los presentes, ni el espacio daría para citarlos justamente.