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0-5: Una manita para asentarse en los Play Offs

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El San José destroza a domicilio a un Algabeño al alza, se coloca tercero y sigue invicto tras la llegada de Josito

El San José sumó su séptima victoria consecutiva, aplastando a un Algabeño que llegaba al alza, que siempre es complejo en su estadio y que siempre juega con un plus de motivación cuando se enfrenta a los cañameros por aquello de la rivalidad que nace del derbi comarcal.

Pero los azulinos siguen de dulce y no dan opción a sorpresas. Suman y siguen y uno no puede dejar de preguntarse cómo sería la tabla si Josito Hernández hubiese comenzado la temporada. Aunque es hablar por hablar, lo cierto es que desde su llegada el San José asusta. Decía en su presentación que el problema del equipo no era la definición,  sino la defensa, y el tiempo le está dando la razón.  Los que criticaron su fichaje, que no fueron pocos, o se han sumado al carro o están escondidos, porque lo de Josito y lo del San José, es apoteósico. Siete partidos, siete victorias; 19 goles a favor y uno en contra. Brutal. Llámenlo dinámica, flor, capacidad, trabajo o como buenamente quieran. Pero es espectacular.

Ante los algabeños, el San José mantuvo sus señas de identidad: presión asfixiante, seguridad defensiva, velocidad y desborde.  Kisko la tuvo al inicio, pero el arquero salvó a los locales.

En el 29, los azulinos se adelantaron con un golazo de Pepe Calderón, que remató desde su casa y que sorprendió a Álex.

Quedaba mucho partido y los locales no se iban a rendir. Es cierto que el San José pudo hacer el segundo en el primer acto, pero la ocasión más clara fue para Molina, que tuvo un penalti para devolver las tablas al marcador. Iván Gaviño, que volvía a la titularidad tras su lesión,  adivinó el lanzamiento y mantuvo la portería cañamera a cero.

Al descanso, la renta visitante era mínima y se antojaba una segunda parte de sufrimiento para mantener la ventaja, pero nada más lejos de la realidad. Si acaso, lo exiguo del marcador hizo albergar dudas hasta el 56, cuando Kisko encaró al guardameta y le batió con claridad. El ariete, también muy criticado, está callando a sus detractores a base de goles. Ha marcado en los seis últimos partidos, ronda la decena de goles esta temporada y pelea por el Pichichi. Para quitarse el sombrero.

El 0-2 ya parecía una renta suficiente para sumar la victoria, máxime con la fiabilidad defensiva de este equipo, donde Alemán es la horma del zapato de Alberto y Espinar, la dupla de centrales que el equipo añoraba. Y si juegan Pérez,  Josemi, Cateto o Manu Gallardo, el equipo no se resiente. Pero a mayores del poderío atrás,  este equipo tiene un hambre insaciable, siempre quiere más y no deja de buscar la portería rival.

En el 72, otro jugador que estaba haciendo un muy buen partido,  Luis Cubero, encontró su gol en una jugada de pillo que le salió bien. El Algabeño bajó los brazos y los azulinos, que olían sangre,  fueron a por más.  Nawfel anotó el cuarto en el 80. El argelino, que jugaba su tercer partido desde que por fin llegara el transfer desde su país,  marcaba su tercer gol, saliendo, desde su estreno, a gol por partido.

Y en el 87, en plena fiesta cañamera, Luis Cubero cerraba la cuenta firmando su particular doblete.

El miércoles visitará el feudo cañamero la Estrella San Agustín,  que viene de ganar 3-0 al Montequinto. El duelo, que será a las 20,00 horas, permitirá el estreno del nuevo césped artificial del Anexo al Felipe del Valle, mientras se inicia la resiembra del campo de hierba natural. Que no pare la fiesta.

Fotos: Pablo Sánchez Santos

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