El Rinconada quedó eliminado en la vuelta de las semifinales ante el Dos Hermanas en el Miguel Román, después de no pasar del empate en el feudo nazareno, en un partido en el que los de Raúl Carmona demostraron sus virtudes y llevaron al límite a un rival muy superior en presupuesto a los blanquiazules –que jugaron de amarillo-.

Para los hinchas del Rinconada, el partido era una fiesta, un premio a una gran temporada, mientras que los locales eran quienes tenían más obligaciones. Alrededor de 500 socios blanquiazules estuvieron en el Miguel Román, adonde también acudieron el alcalde, Javier Fernández, y el delegado de Deportes, Francisco José Rodríguez, que aprovecharon para trasladar su apoyo al presidente del conjunto del Ramos Yerga.

La verdad es que el Dos Hermanas no lo puso fácil a los rinconeros, negando las acreditaciones a la prensa, hacinando a los aficionados al sol en una grada de cemento sin asientos y acotando dicha zona con seguridad privada para que nadie se moviera de la ubicación asignada, hasta el punto que, en el minuto 44, el partido debió pararse por la indisposición de una aficionada visitante –a la que siguió una segunda-.

El duelo comenzó de manera similar al choque de ida. El preparador visitante sólo modificó el once con la entrada de Figueras, que relevó a Sergio Alarcón, pasando Alvi al extremo diestro con el nuevo titular en el carril zurdo. Diego Román, por su parte, también realizó un cambió, el de Páez por Salvi, de inicio. Y fueron los locales quienes llevaron más ímpetu al área de Iván, presionando adelantados la salida del balón rinconera, pero sin asumir ningún riesgo en defensa.

El excesivo respeto/miedo hizo que el partido no fuera vistoso, aunque la emoción reinante por lo apretado del marcador suplía la falta de fútbol y hacía que los nervios estuvieran a flor de piel. La última protagonista del partido fue la colegiada Génesis Suárez Medina, que no se dejó influir por la presión ambiental y realizó un buen arbitraje, aunque lo estropeó al final al mostrarse excesivamente permisiva con las pérdidas de tiempo del Dos Hermanas y alargar solo cinco minutos la contienda en la segunda parte.

Rondando la media hora de partido y con una ocasión previa para cada uno –Valero había rebañado un balón a Sedeño cuando se disponía a rematar, mientras que en el Rinconada, Cuevas había rematado muy alto- cuando los de Diego Román se iban a adelantar en el marcador, gracias a un remate lejano de Jorge. Desde la posición en la que nos encontrábamos no pudimos apreciar si toco en un defensor y desvió la trayectoria, o simplemente fue un efecto impredecible, pero lo cierto es que sorprendió a Iván y adelantó a los locales. En remates así, por muchas circunstancias que lo acentúen, el portero siempre tiene parte de responsabilidad.

La pausa de hidratación paró el partido y, en la reanudación, la necesidad espoleó a los visitantes, que empezaron a triangular y a hilvanar jugadas. En el 41, Kisko, que fue el mejor del ataque blanquiazul, tomó la pelota en banda izquierda y puso un centro al corzón del área con la diestra. Cuevas esperaba y fue claramente derribado cuando se disponía a rematar, pero la pelota se paseó y llegó a Peluqui, que cruzó la pelota lejos del alcance de Fermín, devolviendo las tablas al marcador.

En la segunda mitad, el Dos Hermanas trató de imponer su dominio al inicio, pero el temor a que los rinconeros le sorprendieran a la contra les hizo ir resguardándose más y más. Los nazarenos reclamaron un penalti por manos de un defensor rinconero, pero Suárez Medina no entendió nada punible, como tampoco en una caída de un jugador rinconero pasado el minuto 80. Tamayo tuvo la más clara para los locales, pero Segura se echó al suelo y le negó un remate mortal de necesidad. En los rinconeros, Kisko, primero, remató alto, justo antes de ser sustituido, y Bellido probó un remate lejano que se fue muy por encima de la meta de Fermín.

El francotirador del Leonardo Ramos también apareció en el Miguel Román y los calambres y pérdidas de tiempo fueron constantes en los de Diego Román una vez alcanzado el Ecuador de la primera parte, pero la colegiada no prolongó el tiempo perdido, dejando en alargue en cinco míseros minutos que no dieron opción al Rinconada.

Al finalizar el encuentro, los nazarenos celebraron el pase, algunos con más deportividad que otros, porque Sedeño, como ya hiciera al anotar el primer gol del Dos Hermanas en el partido de ida, se dirigió a la grada rinconera para celebrar el término del encuentro, lo que provocó algunas escenas de tensión que, afortunadamente, no fueron a más.

El Dos Hermanas se cruzará con el vencedor del Ventippo-Mairena, que se juega esta tarde, mientras que el Rinconada despide una temporada histórica, en la que ha hecho un fútbol de muchos quilares y en la que, aún sin el premio del ascenso, sí se le puede catalogar con matrícula de honor. Felicidades y suerte al Dos Hermanas, al Ventippo y al Mairena en la pelea por el ascenso.