El escritor Juande Ibáñez ha creado una novela que va por su segunda edición y que publica Platero Editorial, de la historia de Rocío Niebla, cuando era una niña en una familia desestructurada, en aquellos años en los que la heroína lo arrasaba todo a su paso
Nueva parada con las letras en Otoño Literario, en este nuevo formato que es Café Literario, con una novela que crece cada día y que ya va por su segunda edición. ‘La niña de la Manoli’ que el escritor Juande Ibáñez ha construido a partir del generoso testimonio de su protagonista, Rocío Niebla, donde se narra la vida de esta mujer, cuando era una niña, de la calle Arrayán en el barrio de la Macarena, azotado por la heroína, donde su madre traficaba con drogas y además era toxicómana.
Ambos han estado en este encuentro literario que sido presentado por la periodista Pepa Violeta y que ha contado con la presencia del delegado de Infraestructuras Públicas, Rafael Reyes, que ha agradecido a Rocío “su generosidad por compartir esta historia” y a Juande “por haberla contado”.
‘La niña de la Manoli’ (Platero Editorial) narra, en primera persona y gracias al talento de Juande Ibáñez, una historia estremecedora y tierna. La de Rocío Niebla, que nació en una familia dedicada al tráfico de heroína y cocaína. Se sitúa la obra en los años 80 y principios de los 90 en un barrio azotado por la epidemia que supuso la heroína en plena efervescencia de la movida sevillana. La protagonista nace y crece en el seno de una familia donde la delincuencia callejera y el tráfico y consumo de drogas era la tónica habitual. Un ambiente plagado de drogas, soledad y violencia visto desde los ojos inocentes de una niña.
Ya eran amigos antes de embarcarse en este proyecto, fue en la presentación de la primera novela de Ibáñez, ‘Jamelgo’, cuando ella le dijo: “El próximo libro tiene que ser de mi vida”. Dos años de trabajo que han culminado en esta obra y que sorprende a amigas y conocidos de Niebla que no sabían nada de su pasado.
El escritor se siente afortunado de haber recibido la historia. “Nunca quisimos hacer una biografía, sino que es más una historia de sentimientos, de cómo ella se sentía ante lo que pasaba en su casa, con su madre, su familia. No es la historia de todo el mundo, sino la suya”.
También Rocío ha querido dejar claro que el libro no ha supuesto ninguna terapia, ni “remover cosas”, “esto lo tengo ya trabajado, no tengo trauma de aquella época”. Aunque como ella ha reconocido: “Nunca he probado la droga, ni quiero verla, ni quiero que nadie tome droga cerca de mí porque me da ansiedad”.
A dos días de que saliese a la luz esta publicación la protagonista tuvo un momento de pánico. “Ella habla de su familia, por parte de madre, de padre, de las de acogida. Salen los nombres reales”, ha explicado Juande Ibáñez. Sin embargo, también ha reiterado que “no es un libro con maldad, no quiere vengarse de nadie, se hace desde el respeto”. Y así lo corrobora Rocío Niebla: “Se habla del cariño máximo a mi madre, en el libro hay mucho amor, sobre todo a ella. No hay rencor. Hay padres y madres en esa época que sí han maltratado a sus hijos estando drogados, pero a mí no me hicieron daño queriendo”.
La novela también refleja la lucha interna de una madre heroinómana que da el paso de dejar a su hija para que vaya a otro lugar mejor. También cuando se recuperaba, que tenía la casa bien, le compraba juguetes y luego volvía a caer. “Es una enfermedad, al que le tocaba la heroína…”, ha apuntado el autor.
Asimismo, es una radiografía del barrio de La Macarena, El Pumarejo, San Luis eran una zona degradada. Sin embargo, a raíz de la Expo del 92, se llevaron a toda la gente a las 3.000 Viviendas y a los Bermejales. “Éramos los grandes olvidados y el sistema de esa época no funcionaba”, ha señalado Niebla, que estuvo en diferentes casas de acogida para finalmente independizarse a los 17 años, trabajando de todo. De hecho, ella misma ha reconocido que lo pasó peor “después de la Manoli que con la Manoli”.
Hay cosas que no se han contado por expreso deseo de Rocío, “por respeto a mi madre”, y ha afirmado que Juande ha conseguido plasmar perfectamente cómo se sentía y cómo fue todo. “Me siento totalmente identificada con esa niña, es que soy yo. He llorado leyéndola, lo sentía”.
Y es que se siente feliz y orgullosa de lo realizado porque “he hecho a mi madre inmortal, ha sido un homenaje y mucha gente ha entendido a la Manoli y la aprecia”.
Por su parte, el escritor se encuentra inmerso en un nuevo proyecto, una novela de aventuras ambientada en la ocupación francesa y cuyo protagonista tiene Síndrome de Down.