Profesor de inglés y corredor de maratón, presentó en un café literario ‘Hay algo que quiero contarte’, novela de género amplio que parte desde un viaje y una inspiración autobiográfica
Un mensaje en una botella, una playa, un viaje – que es a la vez punto y aparte e inicio –, y dos personas juntas rompiendo con el pasado y mirando al futuro son los ingredientes de una novela que es mejor definir por lo que no es que encasillarla en un género concreto. Una confesión desde el espacio personal hasta la ficción que Salva Gordón compartió este pasado martes en un nuevo café literario en Estación de las Letras.
El tren de los libros volvía a viajar tras el descanso de Semana Santa para continuar el viaje de tres meses a través de las letras en La Rinconada. Y con un viaje – el de Julián con su furgoneta por Portugal – la cafetería de La Villa acogió un nuevo encuentro con un autor novel. Pero, aunque esta sea su ópera primera, no es la primera vez que su creación puede leerse negro sobre blanco, ni es tampoco la primera vez que Salva Gordón visita Estación de las letras.
Alumno del curso de escritura creativa la Escuela de Escritura de Sevilla, hace justo un año presentó en esta Estación, junto con sus compañeros, ‘Historias de la Torre 6’, una antología con 6 relatos, fruto del trabajo en esa formación y entre los que se incluía uno suyo. En esta ocasión, sin el respaldo de la colectividad, llegó con ‘Hay algo que quiero contarte’, bajo el auspicio de la editorial Donbuk y el empuje del curso de novela con el que perfeccionó sus habilidades.
Pero no estuvo solo. Lo acompañaron su “mecenas”, el editor Juanma Torrijos, y su hermana María Jesús, su referente en la lectura y la que “me recomendaba qué leer”. Ella fue la encargada de introducir el acto, con una presentación dedicada al autor en su aspecto más personal, al que definió como “un gran lector, tan exigente como selectivo”. Sobre ‘Hay algo que quiero contarte’, aseguró que “cuando lo lees lo vives como un relato íntimo, que es precisamente lo que pasa con los libros con alma”.
Viaje físico y emocional
Entrando en materia, como autor no es muy dado a desvelar en las presentaciones el contenido de su novela. “Tiene que ser el lector el que interprete, el que llegue al fondo, y que haga a la historia y a los personajes suyos”. Si bien, explicó su intención de escribir sobre “un viaje, tanto físico como emocional”, en el que hay “un reflejo autobiográfico”. Para ello se sirve de dos personajes “que van en busca de algo que les haga cambiar lo que tienen. Quieren salir de un momento de dolor, que no es positivo. Quieren escapar y buscan una salida”.
Mientras Julián “quiere salir de una ruptura sentimental”, para Eva “es un viaje a la locura, en el que se va con alguien que acaba de conocer”. De los “contrapuntos” entre ambos va tejiéndose la historia, “encontrándose un equilibrio”, con una trama de fondo que va esclareciéndose al tiempo que el viaje personal de cada uno avanza. Y todo ello en Portugal, escenario que tomó tras conocerlo y reconocerse “un enamorado de la cultura portuguesa, su costa y el fado”.
Profesor de inglés y corredor de maratones – con ya 20 en su haber – al igual que para el deporte también se ha preparado para ser escritor a través de la referida formación. Si bien, puso la atención en el deseo de ser leído. “Pienso que todo el mundo es capaz de escribir, pero hay una parte que es innata, porque te tiene que gustar. No porque se nazca con una capacidad diferente, sino por el placer”, explicó. “No a todo el mundo le apetece o quiere abrirse a contar historias”. Desde su experiencia, y en ese sentido, afirmó que “tiene que haber un placer y un deseo en las ganas de contar, que sí son innatos, más allá de la capacidad, que se puede trabajar”. Y apostilló asegurando que “lo prioritario es querer contar y querer que te lean”.
Una novela de búsqueda de lo desconocido
Niño lector que soñaba con ser escritor y que hizo – ya joven – sus primeros pinitos en publicaciones de su pueblo, Cazalla de la Sierra. Ya con dos libros “con ISBN”, el colectivo y el primero exclusivamente suyo, en sus palabras se reconocen tanto el placer como el deseo de contar. Desde la humildad además de reconocer que el hecho de que “alguien lea lo que tú has escrito, que alguien se emocione, sienta lo que tú estás sintiendo es bastante emocionante”. Y reconoce que “me he sentido incluso abrumado cuando la gente se ha acercado y me ha dicho que se sentía reflejado”.
Sin ánimo de encasillarla, Gordón optó por definirla desde “lo que no es”. “No es una novela romántica, aunque pueda haber ese trasfondo, pero lo que motiva el viaje no es el amor sino una situación complicada”. Tampoco es “una novela de misterio como tal, aunque haya uno”. Quizás la defina mejor que pueda ser “una mezcla de misterio, aventura, amor, pero sobre todo la búsqueda de lo desconocido”.
Desde esa amplitud fluida, hay quien pide segunda parte, pues no son pocos los lectores que “quieren una continuación, no les ha gustado cómo termina la historia y creen que debe continuar”. Si bien, su nuevo viaje no apunta en esa dirección. “Tengo pensado un cambio de registro, una novela negra, que es algo que además me gusta mucho”, avanzó sobre su nuevo proyecto.
Agradecido por el protagonismo que desde La Rinconada se le da a la cultura, aseguró que Estación de las Letras y el “trabajo encomiable” que se realiza desde esta le genera incluso “envidia sana”. Una apuesta “por la literatura y los libros que debería hacerse con mucha más frecuencia”.