El pregonero de la Semana Santa de La Rinconada dedicó su pregón al mundo del costal, a sus vivencias desde niño y apeló a la unión de todas las hermandades del municipio
La iglesia Nuestra Señora de Las Nieves acogió el pregón de Semana Santa que este año ha corrido a cargo del capataz de la Hermandad de la Salud, Patricio José Mulero Román. Representantes de todas las hermandades del municipio, el alcalde, Javier Fernández, los concejales José Manuel Romero Campos y Rafael Reyes, así como familiares, amigos y amantes de la Semana de Pasión, se dieron cita en la iglesia para escuchar un pregón repleto de sentimientos y amor cofrade.
El pregonero del año pasado, Antonio Aguilar Ariza fue el
encargado de presentar a Patricio y recordó la llegada de los abuelos de éste
al municipio, su infancia y su trabajo como capataz a lo largo de los años.
Acto seguido Patricio Mulero tomó la palabra y comenzó
haciendo un homenaje a su padre, de quien dijo es “mi mejor amigo” y señaló
también que con la Iglesia siempre de la mano hay que ir, agradeciendo el apoyo
recibido por su pueblo cuando se le encomendó la tarea de dar el pregón este
año.
“Estoy aquí para decirle a mi pueblo que su Semana Santa es
grande, para contar mis vivencias de costalero…. Guíame señor en mi pregón, sé
mi capataz, dame fuerza… porque hoy voy a coger tu madero”.
Mulero habló de lo que implica ser costalero y del compañerismo
existente bajo el palio. “Mi Cuaresma es muy larga, empieza en octubre, con todo
el trabajo de preparación de costaleros”. Sus compañeros: “una amistad como la
vuestra es un regalo del cielo, con vosotros puedo decir lo que siento y lo que
pienso”. También destacó que su Semana Santa es diferente, porque debajo del
faldón es otra Semana Santa. “Si no hay fe, si no creemos en lo que llevamos arriba,
no tiene sentido”. Por eso “al costalero hay que mimarlo, cuidarlo, porque son
los pies de nuestras imágenes. Por eso hago un llamamiento a las hermandades:
cuidad a vuestros costaleros como ellos cuidan y miman a vuestras imágenes”. Tuvo
también un recuerdo para compañeros fallecidos “que ahora están paseando a Dios
en el mismo cielo”, recordó a Antonio Romero “gran costalero y mejor persona” y
a Antonio Linares “que estando enfermo nunca se perdía ningún ensayo”.
Ante la pregunta que le hacen a menudo sobre ¿qué siente un
costalero?, Patricio respondió que es difícil explicarlo. “Qué bonito es cuando
los kilos te aplastan, sin fuerzas y pides al que manda, al que va encima de ti,
que te de fuerzas. Y en ese momento notas como tu compañero se pega a ti, te
agarra y tu peso es suyo y te dice: no te preocupes compañero que vamos juntos.
Esto pasa, y es que las cosas que pasan bajo el paso no se entienden, por eso
costalero no es cualquiera, costalero se nace, se crece rodeado de
sentimientos, enseñas a los nuevos, pides respeto. Los costaleros están hechos
de otra pasta y sueñan con que nunca termine y el paso no entre en la iglesia”.
Nombró a su tío Pedro Mulero, que le enseñó el oficio y del que dijo “siempre
serás mi capataz”.
Asimismo, el pregonero definió la hermandad como humildad,
sacrificio, esfuerzo, trabajo, amor y entrega a los demás, y apeló a la unión
de todos los hermanos y hermanas. “Empujemos todos para arriba. Jesús dijo: yo
soy el camino, la verdad y la vida”.
Además, el pregonero quiso reconocer la labor de las mujeres
en las hermandades, “pilar fundamental de nuestra Semana Santa. Trabajo
silencioso, no hay trabajo hecho con tanto amor y dedicación. Mi humilde homenaje,
mi reconocimiento a su labor, a sus manos de terciopelo y a sus dedos de hilos
de oro”.
También hizo un repaso a la Semana Santa rinconera, a los
preparativos previos y lo que supone para su familia.
El pregón contó con la actuación de la Banda Municipal
Cristo del Perdón de La Rinconada. Tras la finalización del mismo, se le hizo
entrega de una placa conmemorativa.