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Azahara Palomeque y Coloma Fernández ponen el acento en el “yo” narrativo en un encuentro literario con mirada feminista

Cultura y patrimonio |

Espacio Violeta, dentro de Estación de las Letras, se ha inaugurado en esta edición con la presencia de dos autoras que tienen mucho que decir en el panorama de las letras. Ambas contaron cómo se sienten siendo escritoras y mujeres y cómo van capeando al patriarcado para poner en valor la palabra y reivindicar los espacios

La Hacienda Santa Cruz acogió el primer encuentro literario de Espacio Violeta, dentro de Estación de las Letras, que pone la intención de poner en común el saber de mujeres diversas y creativas en relación a la literatura y el arte de contar historias. A lo largo de estos últimos tres años, muchas se han acercado al municipio, se han bajado del tren y han abierto una maleta llena de anécdotas, vidas y relatos propios y ajenos, reales y ficticios... pero siempre cargados de verdad.

Se abrió, como decía Rozalén, una puerta violeta en la pared, para salir a un espacio donde el público ha podido disfrutar de la pasión por la literatura, con una rebeldía propia de quienes están dispuestas a cambiar los mandatos de género, que tanto mortifica a la libertad individual.

Azahara Palomeque y Coloma Fernández abrieron el melón, junto a la periodista Pepa Violeta, de la importancia de construir los propios relatos desde una mirada intima, pero poniendo el “yo” en el centro de todo. Noelia Ramírez, delegada de Igualdad, fue la encargada de presentar la primera sesión de este espacio. Además, entre el público asistente hubo alumnas del club de lectura feminista Herstory de CMIM que ya lleva varios años de actividad en el municipio.

Azahara es escritora, poeta, periodista, doctora por la Universidad de Princeton. Habitual en La Marea, es colaboradora habitual de El País, y de otros medios de comunicación con mirada disidente. Ha publicado numerosos poemas, cuentos y ensayos en revistas culturales españolas, estadounidenses y latinoamericanas. Dentro de su repertorio publicado, este encuentro sirvió para centrarse en su poemario 'Currículum’. Una experiencia en carne propia de explotación laboral, meritocracia y precariedad, poco vista en géneros como la poesía.

Coloma, por su parte, es asturiana, escritora y ha sido copy de publicidad. Su primer libro’“Querida yo’ tuvo una gran acogida y fue premio Contradiction de literatura personal. Ha sido elegida por El Cultural de El Mundo como una de las diez escritoras revelación del año 2000. Es autora de la novela ‘Mil dolores pequeños’ y del poemario ‘Todo Flota’. También firmó como coguionista junto a su hermano, el director de cine Álvaro Fernández Armero, la película ‘Nada en la nevera’. Ha sido columnista en varios medios de comunicación y en la actualidad es productora de música para publicidad.

Poniendo como eje conductor de la charla a Annie Ernaux, reciente premio Nobel de Literatura, Coloma y Azahara hablaron de la proliferación de mujeres creadoras que se están aventurando en retomar la narración desde la autoficción y con una clara intención de poner el protagonismo en el “yo narrativo”, “quizás porque como lectoras (las mujeres son por estadística las que más consumen literatura) necesitamos sentirnos menos solas, sabernos acompañadas y verificar que nuestros sentires son compartidos”. 

Así, lo comentó Coloma, que siendo ‘Querida yo’ un diario personal, lo escribió en su día como consecuencia inevitable de un proceso vital de profundo cambio y decisiones. Una herramienta muy catártica y valiente, la de abrirse para contar desde dentro. Aun escribiendo sin la intención de publicar nada, Coloma comenta que “el peso de no ser mirada te da una libertad infinita a la hora de escribir”.

Aunque las experiencias se fueron entrecruzando entre las autoras, hubo un tema al que se acudió, como fueron la precariedad laboral y el patriarcado de plumilla, que pone en tela de juicio el talento femenino. Azahara, que, a pesar de haber estudiado en las mejores universidades de EEUU, volvió a España, sintiendo la precariedad y la meritocracia pegada a la suela de sus zapatos, comentó que para ella “el éxito es estar cerca de tu familia, sentir los olores y los sabores de tu tierra. La experiencia es un grado, y cuando te das cuenta que empiezas en menos 100 en un país nuevo y tras tu trabajo y esfuerzo intelectual de años no consigues ni llegar al 100, sientes que el sistema te ha mentido”.

Ambas, pusieron con sus experiencias de vida y sus proyectos literarios el acento en muchas cuestiones    que nos atraviesan a las mujeres: el síndrome de la impostora, la tiranía a veces de los mercados que nos explotan, la búsqueda de la formula perfecta para deconstruir el concepto materialista y capitalista del “éxito” …

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