15/04/2009
Leo en El Correo de Andalucía del 3 de abril, página 27, que sólo 3 pueblos de la Corona de Sevilla están al tanto con los bancos: Salteras, Villanueva del Ariscal y La Rinconada, de 46 municipios sólo 3: somos destacados.
Este mismo periódico publicaba hace más de 90 años que, estando en Sevilla el Ministro de Fomento pensando en cómo poner en riego la Vega del Guadalquivir, los ricos sevillanos le dieron una tarde de merienda para enseñarle, de camino, todo lo que se podía conseguir en nuestras tierras, y escogieron la que podía ser más significativa del futuro del campo andaluz, la finca de Sánchez-Dalp Casa Luenga.
Y nada de carruajes normales desde Sevilla, todos en automóviles de marcas carísimas y todas extranjeras y vayan viendo la lista: el Ministro, el presidente de la Diputación, el alcalde de Sevilla, Javier Sánchez Dalp y su pariente el Marqués de Casa-Dalp; Carlos Cañal, que tiene calle en Sevilla, muy céntrica, y Ricardo Checa con calle también, por San Vicente.
En una segunda tanda de coches iban Esquivias (recuerde, Capitanes generales y gente así), Zurita (¿le suena Zurita Gómez-Acebo?), José Gestoso, el gran historiador de la época y con calle en la Encarnación; los Ternero y los Llosent, dueños de media campiña por el lado de Marchena; los Puerta, dueños de media Osuna; los Vázquez Rodríguez (¿le suena Mudapelo al norte de Alcalá del Río, después entroncados con los Parladé, los Vázquez Parladé?: en estos momentos que les cuento los Vázquez Rodríguez eran altos cargos en la Cámara Agraria); los Camino, propietarios de los Almacenes Camino que después llamaron Peyré, en la calle Francos, y los Benjumea (sin comentarios: ahí está la calle Los Carteros).
Al olor de la fiesta, a Casa Luenga acudieron nuestro alcalde y el juez municipal, así como el médico y el secretario del Ayuntamiento, y al poco se presentó el alcalde de Alcalá del Río porque eso de rozarse con un Ministro en los caciquiles tiempos de principios del siglo XX, había que aprovecharlo, y en la puerta con don Miguel, esperándolos a todos, estaba el propietarcillo de nuestro pueblo (porque fíjense al lado de los que les he nombrado) Antonio Amores, que sólo era dueño de medio 'Legío'.
Y con el ministro fueron detalladamente visitando la finca y viendo los adelantos agrícolas y las novísimas maquinarias, acabando el recorrido por la parte de ella que ya disfruta, gracias al esfuerzo y las inversiones de Sánchez Dalp, de un sistema de riegos que el ministro quiere que sea el general para toda la Vega.
Poco después se trasladaron al patio donde don Miguel les enseñó unos hermosísimos ejemplares de ganado lanar que está cruzando para ver si los aclimata a Sevilla para que sean, con su mucha carne, alguna leche y espesísima lana, otra nueva fuente de negocio, y en una sala contigua se les sirvió un lunch de vigilia (porque era principio de la primavera, o sea, Cuaresma).
Y como fin de fiesta en una placeta del cortijo se soltó un becerrete castaño que dio lugar a que algunos aficionados lucieran sus habilidades.
Antes de abandonar la finca Sánchez Dalp tenía preparado un lujoso álbum en el que fueron firmando todos los asistentes y que se entregó al señor ministro para que tuviera buen recuerdo de aquella agradable tarde y de las muchas posibilidades que ofrecía la Vega del Guadalquivir, presentes ya en la finca Casa Luenga de La Rinconada.
Porque siempre hemos ido por delante, en los regadíos para aprovechar la vega a principios de siglo, y estando a bien con los bancos, como pocos, poquísimos ayuntamientos, en el presente.