Como sabrás, el escudo de una localidad se forma a base de los objetos o símbolos heráldicos más representativos de los momentos históricos que en él se han vivido o de las entidades que han pesado más en su Historia.

Así, pues, habrá que tener en cuenta lo que has leído en el capítulo 2 de nuestra Historia, “El Hospital de sangre”, es decir el momento en el que la importante alquería pasa a ser una verdadera entidad de población; ese momento, recuerda, tiene lugar en 1247 y es cuando San Fernando, yendo a la conquista de Sevilla, pronuncia la legendaria frase “fagamos un hospital de sangre en esta arrinconada del río”, Hospital que entrega a la Orden Militar que en esos años le estaba ayudando en la conquista de la Vega en dirección a Sevilla, la Orden de Malta o de San Juan de Jerusalén, la cual se establece en el recién nacido pueblo y organiza la primera administración de sus campos.

Por ello, ha de ser la Cruz de la Orden de Malta la que ocupe el primer campo de nuestro Escudo.

Y habrás leído en el capítulo 3 –“Guarda y collación de Sevilla”- que ese fue el título que nos dieron por aquellos siglos, es decir, que servíamos de defensa, de aviso (desde nuestra posición rural por el Norte y con el término extendido hacia el Este) de los que quisieran atacar la ciudad, el núcleo de la ciudad, podríamos decir, porque habrás visto que éramos tan guarda y collación como Triana o San Bernardo, que también estaban extrarradio de Sevilla, aunque mucho más cercanas a ella.

Y así estuvimos, con Alcaldes que necesitaban el visto bueno del de Sevilla para poder gobernar hasta el siglo XVIII (capítulo 4 de nuestra Historia) en que la nueva dinastía llegada de Francia, los Borbones, trajeron una mentalidad más moderna sobre la forma de organizar el territorio, mentalidad por la que muchas poblaciones, guardas y collaciones pasaron a ser municipios independientes, entre ellos el nuestro, y esa es la razón que hace que la Flor de Lis, el símbolo de la Casa de Borbón, ocupe el segundo campo de nuestro Escudo.

Y como nuestro pueblo nunca perteneció a ningún conde, duque, marqués ni monasterio, o sea, nunca fue de señorío, sino que siempre fuimos libres, siempre pertenecimos al Rey (bien es verdad que bajo la tutela de la ciudad de Sevilla en los primeros siglos), Real ha de ser la Corona que timbre nuestro Escudo.

De donde tenemos “un primer campo en rojo en el que aparece la Cruz de la Orden Militar de San Juan de Jerusalén o de Malta en blanco; un segundo campo en azul con la Flor de Lis de los Borbones en oro, y timbre de una Corona Real cerrada”.

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