Y de ahí hemos pasado en los últimos tiempos al nuevo objetivo del aprovechamiento integral del territorio con los nuevos barrios que en ambos núcleos, La Rinconada-pueblo y San José, se han edificado y se siguen edificando, con los Polígonos industriales, principalmente el del Cáñamo, y con ese prestarle atención a nuestras comarcas situadas en la carretera de Carmona –junto al aeropuerto-, comarcas que durante siglos hemos tenido olvidadas (solo aparecen en la Historia cuando el juez local tenía que visitarlas con ocasión de algún accidente) pero en las que en la actualidad estamos instalando nada menos que el Parque Aeronáutico de Andalucía, y, por fin, por el otro lado, con unos jardines y unas instalaciones de ocio, el Parque El Majuelo, en esa nuestra orilla del río que también desde siempre habíamos tenido olvidada y que solo aparece en la Historia (parafraseando lo anterior) cuando “nos acordábamos del río” (como de Santa Bárbara), es decir cuando una gran masa de agua, cuando una gran inundación se nos venía encima por aquel lado.
Y tan grandes ha sido ese cambio en los últimos años que estas no son, evidentemente, La Rinconada y el San José que conocieron nuestros abuelos con “la era” en la primera junto a la Carretera Nueva –que era la circunvalación del pueblo- y con “el palmar” en el segundo, ni se parecen en nada aquellos 4 chozos del primigenio San José y a aquellas 4 calles de La Rinconada de principios del XX, ni tienen nada que ver con aquella primitiva idea del buen Rey que aquí se detuvo y cogió fuerzas para conquistar Sevilla, ¡tantas fundaciones y refundaciones hemos sido capaces de hacer en estos siglos!
Pues todavía nos queda otra, todavía nos queda la nueva fundación de formar la gran ciudad del Norte de la capital de Andalucía, esa nuestra gran ciudad que ya está proyectada en el Pago del Medio y que va a unir las dos históricas localidades de La Rinconada-pueblo y San José, y luego ¿quién sabe?, quizás la extendamos desde el mismísimo Guadalquivir por el que pasaban los romanos hacia Ilipa e Itálica a través de los Vados de las Estacas y de Doña Luisa hasta aquella mismísima Jarilla más allá del Cerro Macareno tan poblada de jaras y por la que cazaban gustosísimamente “hace poco” los simpares Felipe IV, Felipe V, Carlos II...: es un reto, parece una enormidad, pero si éramos unas simples cuatro casas alrededor de una ermita, por un lado, y 4 chozos alrededor de una estación, por otro, y mira dónde hemos llegado, ¿quién dice que no vayamos a conseguir, en poco tiempo, este nuevo paso, este nuevo salto adelante, ese nuevo objetivo?
¿Y después?, ¡quién sabe!: después de tan rico pasado, de tan esforzada Historia y de tan felicísimo presente, ¿por qué no un prometedor futuro?
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Por Manuel Alfonso Rincón
(Historiador Local)