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Ciudad

Historia de La Rinconada

Ya tenemos hasta campana y una Virgen de Fátima

5/01/2009

Manuel Alfonso Rincón

Bueno, pues habían ganado una guerra, y como pasa siempre en las guerras, sobre todo en las civiles, el vencedor se dedica a poner a la vista, para que todos los veamos, los signos o imágenes que demuestran a las claras cuál es su poder (recuérdense los cartelones con la carota de Marx y Lenin por las calles de la URSS o la de Mao en China, o todavía las de Fidel o el Che en Cuba, con todo lo que tenemos que agradecerles de avances para la humanidad a cada uno de ellos, pero es así).

Y en España Franco cedió esa imaginería a la Iglesia, la cual se volcó en la recuperación de la Semana Santa y el Corpus y en el engrandecimiento de las Patronas, como la Virgen de los Reyes, añadiendo un punto nuevo, eficacísimo para la propaganda aunque ya nos parezca tétrico, y fue el pasear por toda España -por sus carreteras y ciudades y pueblos importantes- reliquias visibles de santos, como el brazo de Santa Teresa y el cráneo de San Ignacio.

Y dio en decir el Papa Pío XII que del 30 de octubre al 1 de noviembre de 1950 en los jardines vaticanos se le había aparecido la Virgen de Fátima (digo 'dio en decir' porque nadie lo hizo 'noticia reconocida como aparición fidedigna' ni nadie investigó nada cuando en la Fátima de Portugal se dedicaron 15 años a dura investigación, de 1917 al 32, y si de la de unas pastorcillas nació 'toda Fátima' ¡imagínense de darse por cierto que se le había aparecido al mismísimo Papa!), pues dijo el Papa, lisa y tranquilamente, que se le había aparecido y al día siguiente 1 de noviembre proclamó el dogma de la Asunción (que por eso se llama así la calle de Los Remedios, porque estaban empezando a construirla).

Pues de esa aparición al Papa las Dictaduras/Iglesias de Portugal y España decidieron que una Virgen de Fátima traída de Portugal recorriera nuestra nación como los brazo y cráneo antedichos.

Por nuestro pueblo no pasó pero de ahí nació una devoción inusitada a esa Virgen en toda España y que al poco en nuestra iglesia de San José se celebrara una solemne función religiosa con motivo de la bendición de un retablo de ella, de la Virgen de Fátima, además de una campana.

En primer lugar el párroco don Rafael Escalante (o sea, todavía el del pueblo) bendijo la campana, siendo madrina de la bendición Concepción Vidosa, hija de un obrero de la HOAC (la HOAC era la Acción Católica de los obreros, bastante dura y perseguida por cierto: de ella nació parte de CCOO).

Habló después el Secretario de la Juventud Masculina de Acción Católica Fernando Nogueras, elogiando el grandísimo esfuerzo que se había hecho para conseguir tener un retablo de la Virgen de Fátima.

A continuación don Rafael dijo la misa, aprovechando la homilía para dar las gracias por la colaboración de muchos para poder costear las dos cosas, el retablo y la campana; con ésta el barrio culminaba la construcción de su parroquia y tenía con qué llamar a los fieles a las sagradas liturgias y anunciar alegrías y penas, y con el retablo nuestro barrio se ponía a la altura de todas las ciudades y pueblos que se habían sumado al resurgir de esa devoción mariana.

Pues ya lo saben ustedes: igual que en el XVI el santo de moda fue San Sebastián y en todos sitios una ermita y cuadros de un pobre cuerpo asaeteado, y en el XVII fue San Roque y no había lugar sin su iglesia y su figura con el perro al lado, en los 50 recibimos a la Virgen de Fátima y nuestro pueblo, concretamente el barrio, se apuntó en seguida al evento.

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